De los 31 libros que escribió Natalia Ginzburg, entre novelas, ensayos, biografías y crónicas, aún se ha traducido a nuestra lengua una fracción muy pequeña. Sin embargo, Las pequeñas virtudes, Y eso fue lo que pasó, Todos nuestros ayeres o Léxico familiar son una muestra contundente de la calidad sin igual de la escritora italiana. Sus libros son hermosos, tiernos, íntimos, desesperados, crueles y, a su manera, compasivos. Se alimentan tanto de la memoria como de la fantasía, y están escritos con un estilo despojado, que deja espacio para al silencio y la duda, como queda claro en los dos libros de ensayos que esta semana están con un 15% de descuento en tienda Hueders: el recién llegado Vida imaginaria y Las tareas de casa y otros ensayos.
Ginzburg comprende como nadie la naturaleza ambigua de la existencia humana. Podría decirse, siguiendo las palabras de Juan Benet, que se acerca con un fósforo encendido a esa zona de sombras que es la vida, pero más que para iluminarla, para comprender toda su complejidad. Y para no olvidarla.