Vivian Gornick

Vivian Gornick (1935) nació y creció en el Bronx. Tras estudiar en la universidad, comenzó a escribir en el Village Voice–donde empezó a darle voz al movimiento feminista hasta convertirse en una de las voces más reconocibles de los Estados Unidos en este campo–, y, posteriormente, en medios como The New York Times o The Nation. Es autora de un buen número de ensayos, textos críticos, periodísticos y memorias, siempre desde una clara perspectiva de género, que ha sido su rasgo clave como periodista y escritora. Actualmentes es una de las más ilustres y respetadas escritoras y feministas.

Entre sus publicaciones traducidas el español, se cuentan las siguientes:

Apegos feroces

 

Gornick, una mujer madura, camina con su madre, ya anciana, por las calles de Manhattan, y en el transcurso de esos paseos llenos de reproches, de recuerdos y complicidades, va desgranando el relato de la lucha de una hija por encontrar su propio lugar en el mundo. Desde muy temprano, Gornick se ve influenciada por dos modelos femeninos muy distintos: uno, el de su madre; el otro, el de Nettie. Ambas, figuras protagónicas en el mundo plagado de mujeres que es su entorno, representan modelos que la joven Gornick ansía y detesta encarnar, y que determinarán su relación con los hombres, el trabajo y otras mujeres durante el resto de su vida. 

La mujer singular y la ciudad

Continuación natural de Apegos feroces, este es un mapa fascinante y emotivo de los ritmos, los encuentros fortuitos y las amistades siempre cambiantes que conforman la vida en la ciudad, en este caso Nueva York. Mientras pasea por las calles de Manhattan, de nuevo en compañía de su madre o sola, Gornick observa lo que ocurre a su alrededor, interactúa con extraños, intercala anécdotas personales y piezas reflexivas sobre la amistad, sobre la a menudo irreprimible atracción por la soledad y sobre qué significa ser una feminista moderna. Estas memorias son el autorretrato de una mujer que defiende con ferocidad su independencia, y que ha decidido vivir hasta el final sus conflictos en lugar de sus fantasías.

Mirarse de Frente

En Mirarse de frente, Gornick convierte el recuerdo de su experiencia como camarera en los Castkills no solo en una agridulce aproximación al deseo juvenil y los trabajos veraniegos, sino en una indeleble toma de contacto con las desigualdades de clase y de género. Su periplo como profesora visitante por varias universidades estadounidenses le sirve para trazar una maravillosa y tragicómica radiografía del paisaje académico como suplicio para el espíritu: comunidades aisladas, con sus ritos y rencillas, con su peculiar dinámica de soledad y sociabilidad donde el alma se enmohece rodeada de seres sólo en apariencia afines. En estas irresistibles viñetas, Gornick vuelve a ofrecernos la singular mirada valiente y feroz, empática y siempre de frente con la que encara el mundo.