Filonimo
Textos de Alice Briére-Haquet e ilustraciones de Olivier Philipponneau
¿Cómo responder a nuestros más pequeños aquellas preguntas que nacen de sus primeras inquietudes existenciales? ¿De qué modo contestar a esas interrogantes que nos dejan muchas veces perplejos por su aparente ingenuidad, pero profundidad filosófica? Se trata de los temas que aprendemos a olvidar porque no tienen respuestas definitivas ni unívocas, pero que son al mismo tiempo las que atraviesan la filosofía desde sus mismos inicios. ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Cómo ser felices? ¿Qué nos hace humanos?
En la serie de libros Filonimo con textos de Alice Briére-Haquet e ilustraciones de Olivier Philipponneau, se recogen algunas de estas preguntas y, centrándose en algún filósofo y su legado, recoge lo esencial de los planteamientos que hacen frente a esas interrogantes fundamentales de la vida humana.
Así, aparece la leyenda del temerario Diógenes, a quien llamaban el perro, que habría rechazado todo lo que el poder humano le podía ofrecer, pues eligió vivir según el ritmo natural de las cosas, igual que los animales. Cuando Alejandro Magno le pregunta qué quería tener de todas las riquezas mundanas, Diógenes le habría dicho al emperador “¡Quítate de donde estás que me tapas el sol!”.
Con hermosos dibujos que se fusionan con textos muy breves y fáciles de comprender por niños pequeños, se logran condensar pensamientos que han marcado la historia de la filosofía occidental para que puedan ser transmitidos a ellas y ellos, que son los que naturalmente se hacen este tipo de preguntas, como cuál es la diferencia entre un humano y un perro, entre el poderoso y aquel que no tiene nada.
Para Epicteto, padre del estoicismo, la felicidad no podía depender de factores externos, que estuvieran fuera del control del humano. En el libro dedicado a Epicteto, el sabio que aparece a explicarle a los humanos que se interrogan acerca del sentido del graznido de un pájaro, les dice: “Estos presagios no son para mí, sino sobre mis campos, mi casa y mi dinero. Si mis campos, mi casa y mi dinero prosperan, seré más rico. Y si pierdo todo eso, seré más libre”.
La felicidad, en Diógenes y Epicteto, no es reducible a las cosas materiales, una reflexión que sin lugar a dudas es importante de compartir en los tiempos que corren, sobre todo con los niños.